Belgrado es capital de Serbia y es bonito, cómo
todas la mayoría de las ciudades.
Qué raro que este año me interese Eurovisión.
Aunque, en realidad, tampoco me interesa.
O sí.Es sólo un gusanillo de curiosidad que se remueve dentro de mí (qué asco da esto así leído...) y me dice que coma palomitas y apague el móvil y me encierre en una habitación con una tele la noche del 24 de mayo.
Quiero ver el abuelo del break, el pavo de Dinamarca y a Chikilicuatre. OH SÍ.
Quiero ver cómo muere Eurovision aunque sólo sea para decirles a mis sobrinos (nietos no, gracias) que yo estuve
allí (en Belgrado, que los
abuelos ancianos siempre se inventan detalles de sus batallitas).
Estoy
muy bastante segura de que este será
el penúltimo (o antepenúltimo) de los últimos festivales, porque la cosa ya no se aguanta por ningún lado. Mientrastanto,
pan y circo.
Esa noche, es todo lo que necesito (y palomitas y una butaca).
¡POOOR CIERTO! Contador nuevo para saber cuánto queda (ahora es cuando miras a la derecha y te das cuenta del porqué del post y tal).
Etiquetas: Cháchara cuotidiana, Eventos