Hay cosas en la vida que no son [tuyas] hasta que no les enganchas una pegatina.
Y luego, pam, de repente, llevan tu marca. Y lo miras de lejos y te sientes agradablemente satisfecho, como si fueras un perro y hubieras marcado tu árbol preferido. Y vuelves a mirarlo y te reconforta otra vez.
Atención, dilema: La necesidad de sofocar ese sentimiento de propiedad... ¿se hace porque vivimos donde y como vivimos o porque nacemos con la necesidad de propiedad incluída en nuestras personas? ¿Por qué la propiedad da placer - incluso inconscientemente?
Quiero. Quiero. Quiero. Tengo. Tengo. Tengo.
Me perturba la de veces que podemos llegar a oírlas al día.
Pero me preocupa aún más la cantidad de veces que las digo yo.